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Dale Next! a la Esperanza

Por Mónica Venegas

Cuenta la mitología griega, que el hombre robó el fuego a los dioses. Esto desató la furia del dios supremo, “Zeuz”, quien molesto, decidió vengarse. Entonces, ordenó la creación de una hermosa mujer llamada “Pandora” a quien dotaría de virtudes para enviarla al mundo. Pero no la envió sola. Le entregó un hermoso frasco con la leyenda “frasco de la suerte”. Entonces, Pandora, dotada de la virtud de la curiosidad, abrió el frasco. Y todos los males se escaparon: la envidia, la enfermedad, el miedo, etc. Al verlos salir, “Pandora” se asustó y cerró inmediatamente el frasco. Pero un mal se había quedado dentro: la esperanza. Entonces, Zeuz se dio cuenta que la gente no sólo estaba sufriendo, sino que estaba muriendo. Fue entonces que convenció a “Pandora” de dejar salir el último de los males. Y ella corrió hacia los hombres a decirles que no estaba todo perdido, que aún les quedaba la esperanza. .. ¿Para qué hizo esto “Zeuz”? Para que el hombre tuviera una ilusión de vivir a pesar de su dolor y así, él, pudiera seguir atormentándolos por el resto de sus vidas. No sé a ti, pero el final no fue de mi agrado. Sin embargo, decidí dejar de lado la mitología para ubicarme en nuestra realidad. E inmediatamente la pregunta que me hice fue: ¿Será realmente la esperanza un mal limitante en nuestra sociedad? Quizá, aunque cruel, la narración tenía algo de razón. Así que pregunté a varias personas lo siguiente: ¿Alguna vez has tenido la esperanza de que algo cambie para bien? Y nos aferramos por demasiado tiempo a la esperanza de que nuestra pareja cambie. O que nuestra enfermedad desaparezca. O que una persona importante para nosotros nos acepte (amigo, familiar, jefe). ¿Te ha pasado alguna vez? Toleramos situaciones con la ilusión de que mejoren, sacrificamos valores personales y tiempo. Sólo para terminar desilusionados y frustrados y sabiendo que nunca sucederá.¿Por qué pasa esto?

Construyendo castillos sobre arena

Después de analizar e investigar, llegué a la conclusión de que esperanza no es confianza. Mientras creer en algo nos permite mantener el espíritu de seguir adelante y hacer esfuerzos, esperar demasiado tiempo a que algo suceda crea entornos difíciles de modificar. Las falsas ilusiones crean permanencia al no tomar en cuenta que las personas tenemos un rol para modificar nuestro futuro. Es como construir castillos sobre arena. Con la ilusión, pero sin cimientos fuertes que lo sostengan. He leído que en situaciones adversas, parece que la esperanza puede ser peor que haberla perdido. Estudios apuntan a que una persona vive mayor nivel de angustia cuando no está segura si la tendrán que operar, que una persona que sabe en definitiva que la tienen que operar. Existirá preocupación, pero se acaba el tormento (que no es lo mismo). Hay una frase que dice: “¡Si me has de matar, mátame ya!” A esto me refiero.

Del tormento a la independencia

No nos engañemos. La esperanza puede ser muy cruel. Si llevas mucho tiempo esperando que algo suceda y no estás actuando para cambiarlo, ¡haz un alto! Es hora de darle next! al tormento prolongado. Mientras más rápido aceptemos aquello que no podemos cambiar, más rápido podremos tomar decisiones para avanzar hacia nuestra independencia y alejarnos de pasados obsoletos. No esperemos a que otros resuelvan nuestra vida. ¿Significa que no debemos tener esperanzas? Por supuesto que no. Puedes esperar que pasen cosas. Pero yo te invito a ponerte un tiempo límite para aguardar a que algo suceda o alguien actúe. No tengamos miedo de decir “¡basta!”. Porque al final nuestro futuro siempre estará mejor en nuestras manos ¡Y tú te lo mereces!

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