Por Mónica Venegas

Hace poco tuve la oportunidad de ver la película de “Willie Wonka y la fábrica de chocolates”, con el multifacético actor Johnny Depp (los Piratas del Caribe). Si no estás familiarizado con ella, te comparto que trata de la aventura de un niño de escasos recursos intentando ganar la oportunidad de ingresar a la Fábrica de Chocolates de Willie, en donde le esperaría una gran sorpresa al triunfador. Para ello, era necesario comprar tantos chocolates como fuera posible, para encontrar el boleto ganador que se encontraba dentro de uno de los empaques. Dado que la familia del chico era muy pobre, sus padres sólo pudieron comprarle un chocolate el día de su cumpleaños. Ese día, tanto los padres del chico como sus cuatro abuelos, esperaban expectantes que el niño abriera el chocolate. Pero su sorpresa no pudo ser más grande al escuchar al niño decir: “lo abriré mañana”. A lo que inmediatamente, el “Abuelo Joe” replicó con voz fuerte y sin vacilar: “Entre tus cuatro abuelos tenemos 381 años. Nosotros ya no toleramos la espera, ¡ábrelo ya!”. Al escuchar esto no pude evitar cuestionarme si acaso es necesario tener el tiempo de vida contado para no aceptar lo intolerable. En otras palabras, ¿son sólo la edad, la enfermedad o las carencias, justificantes sociales “válidos” para exigir lo que se desea o rechazar lo que nos lastima? ¿Por qué toleramos situaciones o relaciones aún sabiendo que no es lo que buscamos ni lo que nos conviene? Sigue leyendo.

Cuando todo es aceptable

Muchas personas me dicen: “Pero Mónica, en estos tiempos debemos ser más tolerantes”. Si, hay muchas personas que se enorgullecen de tener “mucho aguante” y dicen manejar muy bien las situaciones. Sin embargo, más que nuestra capacidad de “aguantar”, soportar situaciones no deseadas tiene que ver con la tolerancia a la violación de límites. En otras palabras, entre más dependientes seamos de las personas o las situaciones, más dispuestos estaremos a consentir estas violaciones. En lugar de eso, crear un sentido de urgencia y tomar acción inmediata para salir de esa situación crea Independencia Emocional y nos da la fuerza para que esas violaciones no vuelvan a ocurrir. El problema es que al parecer, la sociedad ha llevado la tolerancia a los extremos. Si observas, ahorita casi todo es aceptable o visto “normal”. Actualmente se aceptan todas las opiniones, prácticas y acciones. Y estar más “abiertos” emocionalmente no está mal. Lo malo es cuando en esta necesidad de “igualdad” aceptamos que otros violen nuestros valores, nuestra autoestima y nuestro potencial. Algunos comportamientos no deben ser aceptados bajo ninguna circunstancia. Y cuando de rechazar lo que nos lastima se trata, debemos tener una política personal de “cero tolerancia”.

Abracemos la intolerancia

La tolerancia dependiente es un hábito negativo que nos limita al dejar de vernos constantemente. Y al final, dicho “aguante” se convierte en agresión hacia nosotros mismos. ¿Qué estás “soportando” en estos momentos que te mantiene atrapado en un pasado obsoleto? Es hora de que comiences a tomar decisiones independientes. Hoy es hora de darle next! a la tolerancia dependiente. Por una vez, abracemos nuestras intolerancias y frustraciones para movernos más allá de la resignación y las situaciones no deseadas. Es hora de reevaluar nuestras preferencias como si tuviéramos 381 años. Finalmente, nadie tenemos el tiempo contado y todo deseamos vivir al máximo de nuestro potencial y ¡tú te lo mereces!

¿No toleras tu situación económica? No te pierdas la próxima teleconferencia de Mónica:

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